viernes, junio 06, 2008

The same old story


Leo en el periódico una noticia que atrae mi curiosidad. En unas excavaciones en Alemania han descubierto una fosa común con 34 cadáveres de miembros de la misma tribu. Los investigadores han descubierto que todos los huesos pertenecen a hombres, niños y ancianos. Al parecer, hace 7.000 años, en pleno Neolítico, fueron asesinados por una tribu rival, que les atacó para secuestrar a sus mujeres. De ahí, que todas las víctimas de la masacre fuesen varones.
Lo peor de todo, a mi juicio, es que esta noticia podría referirse a muchos de los violentos episodios que suceden hoy en día. El hombre no ha cambiado demasiado. Hoy quizá no matemos por mujeres, por la necesidad imperiosa de reproducirnos y perpetuar nuestra estirpe, pero matamos por petróleo, oro y diamantes. Nuestros guerreros no llevan hachas de piedra sino fusiles automáticos y misiles teledirigidos. Nuestras tribus has sustituidos las pinturas de guerra por banderas e insignias. La codicia y la envidia siguen alimentando nuestro espíritu violento. Seguimos siendo ese mono sanguinario que ha bajado del árbol y que, si no lo remediamos, camina hacia su propia destrucción. ¿Una noticia de hace siete milenios? No, una noticia de ayer mismo.

viernes, abril 18, 2008

Noticias



Leo una noticia en el periódico acerca del descubrimiento en la isla de Borneo de una nueva especie de rana que posee una extraordinaria característica: carece de pulmones y respira a través de su viscosa piel. Así de raro. Por lo visto, no es el único batracio que respira de esa manera, pero a mí me ha parecido una noticia de lo más curioso. La Naturaleza nunca deja de sorprenderme. Cuando creemos que ya la tenemos dominada, que conocemos su funcionamiento, sus manifestaciones más nimias, aparece algo que vuelve a desconcertarnos y a relegarnos a nuestro humilde papel de meros observadores: una rana sin pulmones, un nuevo planeta, una nueva especie de dinosaurio. Son éstos los descubrimientos que me emocionan. Que atraen mi curiosidad. Las noticias que me gustan. No comprendo por qué aparecen en las últimas páginas de los periódicos, en los rincones de las web. Deberían estar en la portada de nuestros periódicos, y generar la misma inquietud que otras noticias menos trascendentes. Un nuevo planeta es para siempre. El ascenso de un político sólo durará unos cuantos años. Una rana sin pulmones es algo sorprendente, maravilloso. La caída de la Bolsa es vulgar, previsible, gris. No es que no me importe la política ni la economía, pero las noticias que más atraen mi interés, que leo con avidez son ésas. Que si han hecho una investigación sobre el lenguaje de los chimpancés. Que si han encontrado un fósil de un dinosaurio marino en medio del desierto. Que si han sacado nuevas fotos al planeta Marte. Las noticias que probablemente atraerían al gran Julio Verne. Noticias que enciendan mi espíritu romántico y aventurero. Pienso: "No todo está descubierto. Todavía es posible sorprenderse, vivir una aventura", y vuelvo a sentirme un niño.

miércoles, marzo 05, 2008

La cucaracha

Leo la siguiente noticia en el periódico. En la república ex soviética de Turkmenistán una cucaracha ha provocado el despido de 30 empleados de la televisión pública. Al parecer, el oscuro animalejo se paseó por encima de los papeles del presentador de los informativos más importantes de la televisión ante toda la audiencia del país. Unos días antes, el presidente del país le había encargado a su ministro de cultura modernizar el canal público heredado de las autoridades soviéticas. Así, pues no es de extrañar que se llevase semejante berrinche y decidiese cortar cabezas. Traten de imaginase la escena trasladada a nuestro país. Lorenzo Milá contando las noticias del día y una cucaracha paseándose tranquilamente por sus papeles. El escándalo sería de aúpa. Imaginen esa oposición, y la hilaridad que provocaría en las cadenas de la competencia.
La cuestión es la siguiente. ¿Quién le iba a decir a esa humilde cucaracha que sería capaz, en su corta vida, de provocar una crisis nacional en un país como Turkmenistán? A veces el destino nos gasta divertidísimas bromas. ¿El destino o el azar? Pienso en la famosa Teoría del Caos. En el llamado “efecto mariposa”.Una mariposa agita sus alas y, al provocar diversos cambios en la presión de la atmósfera, acaba siendo la causante de un tornado. Y ahora, sustituyamos a esa bella mariposa por una vulgar y sucia cucaracha. Juguemos con el azar e imaginemos. El paseo de la mariposa por el plató de los informativos de la ex república soviética provoca el despido de 30 empleados de la televisión pública. Uno de estos empleados, desesperado por haber perdido su trabajo y ante la imposibilidad de ofrecer un futuro digno a su familia, acaba suicidándose. Pero sigamos. El hijo pequeño del suicida, que se ve obligado a trabajar, que ve cómo su madre las pasa canutas para poder alimentar a su prole, engendra un odio terrible hacia el sistema que ha abocado a su padre al suicidio y a su familia a la miseria. El joven huérfano identifica claramente ese sistema con el mundo occidental y decide vengarse de él en cuanto le sea posible. Crece alimentando ese odio imborrable, crece con una idea fija en la cabeza: humillar a las poderosas naciones occidentales. Cuando cumple veinte años se une a un grupo terrorista islámico y participa en la colocación de varias bombas en diversas capitales europeas y americanas. Uno de estos atentados, que provoca miles de muertos, es el causante de una gran crisis a nivel mundial. Los EE.UU., heridos y desesperados, lanzan sus bombas atómicas contra algunos de los países de Oriente Medio a los que acusa de apoyar y acoger a los terroristas. Como consecuencia de este ataque, los islamistas de Pakistán derriban al gobierno de su país y lanzan sus bombas atómicas contra Occidente. Guerra Mundial. Fin de la especie humana, al menos tal como la conocemos. Caos. Fin del Mundo.
Y todo por culpa de esa cucaracha que osó pasearse por un plató de televisión. Así que la próxima vez que encuentren una cucaracha en el cuarto de baño o corriendo por las escaleras de su casa, por favor, no la espachurren, déjenla seguir su camino. Nunca se sabe lo que puede pasar.

jueves, febrero 21, 2008

Batalla

El angelito bueno que está sobre mi hombro derecho dice: "Escribe, escribe". El diablillo malo del otro hombro dice: "No lo hagas, no escribas, descansa, descansa". El angelito bueno insiste: "Escribe, no abandones a tus lectores". Y el diablillo: "Que les den a tus lectores. Descansa, vaguea".

Uf, creo que ganó el diablillo malo.

miércoles, febrero 13, 2008

La liebre blanca


Una vez más, leo una noticia en la prensa que me deja tristemente sorprendido. En Santa María de los Llanos, un pueblo de Cuenca, han cazado una liebre albina, es decir, 100% blanca. Se trataba de un ejemplar único, como Copito de Nieve, un caso rarísimo, pues el albinismo es una variante escasamente frecuente en la Naturaleza, y el artículo señala que las posibilidades de que el animal haya dejado una "descendencia blanca" son mínimas. Vamos, que será prácticamente imposible, al menos en muchísimos años, volver a ver una liebre albina campeando y brincando por tierras manchegas.
No puedo dejar de pensar, a tenor de lo que cuenta esta noticia, en la complicada relación del hombre con la Madre Naturaleza. En esa arraigada manía que tiene el género humano de "cargarse" o encerrar todo lo que es único y diferente en vez de conservarlo y cuidarlo como si fuese una extraña joya. De modo que vemos un animal irrepetible, un prodigio de la genética, y le metemos una perdigonada, aún sabiendo que nunca volveremos a toparnos con algo semejante. Además, la muerte de este bonito ejemplar de liebre no es fruto de la casualidad: al parecer, el animal había sido avistado hacía un año y medio, y desde entonces se había convertido en un objetivo de todas las batidas de caza. En fin, que tiempo hemos tenido para meditar acerca de lo que íbamos a hacer, para darnos cuenta de que si matábamos a la liebre, no volveríamos a verla jamás. Ahora, el animal va a ser disecado y formará parte de alguna colección de trofeos cinegéticos. ¿Podrá el poseedor de la misma comparar la belleza de un animal vivo con el gélido hieratismo de una pieza embalsamada? Así somos los hombres: irresponsables, diabólicamente egoístas. Queremos poseerlo todo, incluso lo que no nos pertenece, la fugacidad blanca de una liebre albina.

martes, enero 08, 2008

Demasiado humano

Esta tarde alguien me ha recordado que tengo un blog. Un blog titulado "Diario de un tipo distraído". ¡Y tan distraído! ¡Como que llevo casi un año sin escribir nada! ¡Completamente distraído! ¡Qué vergüenza! Ha sido como si me recordaran que tengo un perro al que no saco a pasear o un hijo a quien no doy de comer...Bueno, esto último tal vez sea una exageración. Aunque pensándolo bien, un blog no es un hijo, pero se le parece...Hay que engordarlo y hacerlo crecer, y hay que cuidarlo.
Pero es que me falta tiempo. Hago demasiadas cosas. Quiero ser un Leonardo da Vinci, y me quedo en un aprendiz de brujo. Pero así son las cosas. El hombre dispone y...
Quisiera que los días tuvieran 28 horas, y aún así tampoco creo que hiciese más. Yo soy un hombre pensante, un soñador. Levanto castillos en el aire, mi obra nunca verá la luz, nunca traspasará las fronteras de lo mental. Resistirá más que nunca el paso del tiempo, y cuando las pirámides se derrumben, mis sueños permanecerán intactos, a la espera de que algún otro u otra recoja el testigo de mi imaginación.

martes, abril 24, 2007

Dr. House (o acerca de las gracias que no hacen gracia)



Hace unos días, haciendo la compra en un hipermercado, me encontré con un libro titulado algo así como "Dr. House. Una guía de vida". El libro compartía un stand con otros éxitos editoriales: novelas históricas de última hora, análisis políticos, libros de autoayuda, novelas premiadas. Lo de siempre. Movido por la curiosidad, lo estuve hojeando un rato, mientras a mi alrededor, mis queridos conciudadanos compraban tornillos, ropa interior, latas de caballa y reproductores de mp3. El libro lleva en la portada una foto del famoso doctor televisivo y no tiene demasiadas páginas. Por lo que pude entrever, es un análisis psicológico del protagonista de "House", la serie de éxito en EE.UU., en España y en medio mundo, y más allá de este homenaje al corrosivo galeno, el libro defiende la siguiente tesis: si quieres triunfar en la vida, compórtate y actúa respecto a los demás como lo haría el Dr. House. La antipatía, el sarcasmo despiadado, la franqueza desmedida, el cinismo, la aspereza y la grosería son el fundamento del éxito profesional y personal, según este libro. Di lo que piensas realmente, sin que te preocupe resultar descortés, y ganarás puntos en tu puesto de trabajo; ironiza ante el sufrimiento y los problemas ajenos, y todos te reirán las gracias; sé huraño, compórtate como un lobo solitario, rezuma amargura y hiel, y serás objeto de la adoración de media humanidad. Esto, más o menos, es lo que viene a decir el libro. Sé un ególatra insoportable y triunfarás en la vida. Pues bien, en mi opinión, el planteamiento del autor es un absoluto despropósito. ¿De veras piensa que un tipo como el Dr. House podría medrar en la vida real? ¿Cree acaso que sus andanzas y aventuras podrían suceder en el mundo de todos los días? Iluso. Éste es el calificativo más benévolo que el autor del libro se merece, si no fuera porque cualquiera se da cuenta de que su objetivo y el de su editorial no es otro que ganar un dinerito de manera rápida y fácil aprovechándose del éxito de la serie. Considérenlo con calma. ¿Les gustaría jugar a ser House durante unos días? Prueben a decirle a su jefe que su estrategia comercial apesta solo un poco menos que su aliento y serán despedidos. Hagan una aguda observación acerca del escote de una de sus compañeras de trabajo y serán abofeteados. Describan sin ahorrarse detalles escabrosos el sabor de uno de los guisotes de su suegra y tal vez obtengan un divorcio. Búrlense de los clientes que entran en su tienda y acabarán arruinados. Gástenle una broma al guardia de tráfico que les está poniendo una multa y acabarán en la cárcel. No, el mundo real no está hecho para los Doctores House que permanecen agazapados al otro lado de la educación y las buenas formas. La arrogancia y el sarcasmo brutal funcionan de maravilla en una serie americana o cuando se juzga a los chavales que se presentan a un concurso de canción moderna (al estilo de Risto), pero cuando sales a la calle, al mundo real, sólo traen problemas. A todos nos hacen mucha gracia las “borderías” y los desaires de House en la tele, pero si nos lo encontrásemos en la calle no dudaríamos en atizarle un mamporro. Las salidas del doctorcito cojo nos parecen genialidades y muestras de humor inteligente cuando las escuchamos en la televisión, pero si alguna vez vomitasen sangre o advirtiesen que uno de sus dedos se está necrosando, y corriesen al hospital más próximo en busca de su Dr. House particular, ¿se troncharían de risa cuando bromease acerca de su dedo podrido o su tos sanguinolenta?

martes, febrero 13, 2007

El abrazo


Hace unas semanas apareció en los periódicos una curiosa noticia que atrajo la atención de medio mundo. No era una noticia de política internacional, ni acerca de nuestra globalizada economía, ni siquiera poseía demasiada trascendencia desde el punto de vista científico, pero su carácter simbólico y evocador ha servido para desatar un río de especulaciones y elucubraciones. Al parecer, en unas excavaciones arqueológicas que se estaban realizando en la ciudad de Mantua, al norte de Italia, han encontrado los restos óseos de dos personas claramente fundidas en un abrazo. Los esqueletos tienen una antigüedad de entre 5000 a 6000 años; es decir, que pertenecen al Neolítico. Los restos están siendo examinados en un laboratorio, pero todo apunta a que los huesos pertenecen a un hombre y a una mujer que murieron bastante jóvenes. Los investigadores han señalado que se trata de un caso único hasta ahora: un entierro doble en el Neolítico, y por si fuera poco extraño, de dos personas unidas en un abrazo. Ignoramos la causa de su muerte, ni por qué fueron enterrados de esa manera, sólo sabemos que se abrazan estrechamente, que se miran el uno al otro, que sus labios permanecieron a pocos centímetros de distancia antes de que el deterioro del tiempo los borrase por completo. Nunca sabremos su verdadera historia. Si se trata de dos hermanos que fallecieron durante una epidemia y cuyos padres decidieron enterrarles juntos, abrazados fraternalmente; o si tal vez fueron dos miembros cualquiera de una comunidad tribal cuyo singular enterramiento obedece más a la voluntad caprichosa de sus enterradores que al cumplimiento de un rito religioso o social. Yo prefiero creer que eran amantes, que fueron enterrados de esa guisa porque se querían, porque su amor fue tan grande y notorio que el resto de la tribu decidió que permaneciesen juntos durante toda la eternidad. Me resulta grato pensar que hace 5000 años, en aquel mundo duro y despiadado del Neolítico, había personas que buscaban y encontraban en otras una razón más para sobrevivir, para dotar a su existencia de una trascendencia especial. No había corazones esculpidos en la corteza de un árbol, ni ramos de flores ni cartas apasionadas, pero sí una corriente de amor que, siete milenios después, aún es capaz de enternecernos. Quién sabe si estos Romeo y Julieta de la Prehistoria tuvieron que enfrentarse a la incomprensión de sus familiares, de aquella sociedad cavernaria y tribal, quién sabe si los celos y la distancia atormentaron sus corazones, si el hambre y las necesidades les hicieron discutir más de lo que hubieran querido, quién sabe cuántos días pasaron regañados, sin hablarse, sin mirarse a los ojos, cuántas veces apartaron los labios para evitar un beso que más tarde añoraron; sólo sabemos que al final, y para siempre, triunfó el amor, que esa fuerza misteriosa e inexplicable les unió en un bello abrazo, en un cálido lecho de carne y huesos.

martes, enero 30, 2007

Año nuevo, lectores nuevos

Hace ya un mes que sonaron las Doce Campanadas de Nochevieja. En aquellos breves momentos de tensión, marcados por el frenético tañido de las campanas de la Puerta del Sol, millones y millones de españoles formularon toda clase de propósitos bienintencionados para el año que estaba a punto de comenzar. Unos prometieron por enésima vez dejar de fumar; otros, aprender de una vez por todas el idioma de Shakespeare; algunos, en fin, se comprometieron a perder esos kilos de más que tanta vergüenza les hacen pasar cuando van a la playa. Yo, que no fumo, que me conformo con el poco inglés que sé, y que no me obsesionan las tallas, prometí, entre otras muchas cosas, actualizar más a menudo este blog.
Así pues, me he puesto manos a la obra y he comenzado a redactar esta primera entrada (“post” para los que han decidido mejorar su inglés) de 2007. Y de nuevo, como hace un par de años cuando puse en marcha este blog (“bitácora” para los voluntariosos defensores de la pureza de nuestro idioma) me invade una profunda emoción. Tengo la sensación de que durante este año aumentará sensiblemente el número de lectores de mi diario y no puedo evitar que me abrume la tremenda responsabilidad que comporta este hecho. Quién sabe. Tal vez en una ciudad japonesa un estudiante de castellano se ha topado con mi blog y ha decidido seguirlo con objeto de practicar nuestro idioma. Puede que en Chicago una inmigrante mexicana se entretenga leyendo mis cuitas un poco antes de comenzar su turno en el restaurante de comida rápida en el que trabaja. No sería descabellado imaginar que un grupo de niños kenyatas se tronchen de risa viendo mi retrato en el único ordenador de su escuela. En resumidas cuentas, puede que la botella con mensaje que arrojé al océano haya alcanzado alguna remota orilla.
Si es así, oh mis lectores, dondequiera que os encontréis, quienquiera que seáis, mostraos comprensivos y pacientes conmigo. Perdonad mi inconstancia, pues no es fruto de la desidia, sino de la falta de tiempo; sonreíd indulgentes si advertís desmesura en mis sarcasmos, pues no es su propósito herir, sino haceros reflexionar sobre las paradojas y la sinrazón de este mundo que nos ha tocado compartir. Y en cualquier caso, criticadme, despellejadme, ridiculizadme, menospreciadme, pisoteadme, pero no dejéis de leedme.

lunes, diciembre 18, 2006

El regreso

Hace más de tres meses que no escribo en este diario. La pereza y mis deberes laborales (más la primera que los segundos) han sido las causas de mi improductividad "literaria". Sin embargo, no quiero que nadie piense que he renunciado a la idea de escribir un "blog". Recuerdo que cuando comencé su redacción, señalé que la inmensa mayoría de los diarios de la llamada blogosfera sucumbían a los pocos meses, se desvanecían en el universo virtual como un puñado de arena en el océano. No será este el caso. De momento. Pienso seguir escribiendo, y si las fechas de mis anotaciones se distancian demasiado en el tiempo, no creáis que me he rendido, simplemente es que estoy descansando.

Miro la fecha de mi última anotación. Ha pasado mucho tiempo. Los diarios han sido concebidos para ser renovados diariamente. Cuando uno contempla un salto en el tiempo de relativa importancia, puede caer en la tentación de considerar, más bien de imaginar, que ese lapso temporal no ha se ha producido realmente, que la hoja en blanco del diario corresponde a un tiempo no vivido, no sucedido, a un no-tiempo. Siempre me he preguntado adónde van a parar esos minutos que las autoridades nos roban imponiendo cambios de hora a lo largo del año. Tal vez sea esa la verdadera "hora mágica". Los momentos que nuestro subconsciente aprovecha para darse un garbeo, para escapar de las sujeciones de nuestro yo racional. Es el "happy hour" del surrealismo. Los sueños hechos materia. Imaginad, imaginad. Nada de lo que suceda en esa hora en blanco, en esos minutos que ningún reloj marcará, será cierto, será real. Nada de lo que suceda logrará trascender y quedar registrado en los libros de Historia, en los periódicos matutinos y en los diarios personales. Será un tiempo vano y sin consecuencias, regido por las leyes de la amnesia. Quizá sea esa la hora en la que se pierden las cosas que nunca volvemos a encontrar, la de los sucesos inexplicables, la que explica tantos y tantos "deja vú". Y por cierto, ¿cuándo nos devolverán las autoridades implicadas en el asunto tantos y tantos minutos robados por sus iniciativas de ahorro energético? Ese tiempo nos pertenece, con todas sus horas de sol y mediodías limpios. Es nuestro. Reivindiquémoslo. Volvamos a poner las manecillas de nuestros relojes en su sitio. Sólo así recordaremos qué hicimos durante esa hora mágica.