The same old story
Leo en el periódico una noticia que atrae mi curiosidad. En unas excavaciones en Alemania han descubierto una fosa común con 34 cadáveres de miembros de la misma tribu. Los investigadores han descubierto que todos los huesos pertenecen a hombres, niños y ancianos. Al parecer, hace 7.000 años, en pleno Neolítico, fueron asesinados por una tribu rival, que les atacó para secuestrar a sus mujeres. De ahí, que todas las víctimas de la masacre fuesen varones.
Lo peor de todo, a mi juicio, es que esta noticia podría referirse a muchos de los violentos episodios que suceden hoy en día. El hombre no ha cambiado demasiado. Hoy quizá no matemos por mujeres, por la necesidad imperiosa de reproducirnos y perpetuar nuestra estirpe, pero matamos por petróleo, oro y diamantes. Nuestros guerreros no llevan hachas de piedra sino fusiles automáticos y misiles teledirigidos. Nuestras tribus has sustituidos las pinturas de guerra por banderas e insignias. La codicia y la envidia siguen alimentando nuestro espíritu violento. Seguimos siendo ese mono sanguinario que ha bajado del árbol y que, si no lo remediamos, camina hacia su propia destrucción. ¿Una noticia de hace siete milenios? No, una noticia de ayer mismo.