Oh, la, la
París. Un paseo por la orilla del Sena. Turistas aguardando el ascensor que les elevará hasta el último piso de la Torre Eiffel. Puestos de libros de segunda mano, paisajes al óleo, fotos y souvenires. Entramos en Notre Dame pero Quasimodo no estaba allí: solo una turba de turistas japoneses disparando sus cámaras de fotos incesantemente. El metro de París es sucio, húmedo y desangelado. La Cité nos ofrece un cielo limpio y azul, como extraído de un cuadro impresionista. París es ciudad de grandes avenidas, de impresionantes perspectivas donde la mirada se pierde. París es música, es jazz, un luminoso solo de Django Reinhardt que no tiene fin. April in Paris.